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Las mujeres están pero no ocupan puestos de liderazgo

Actualizado: 17 may 2023

Solo una de cada cuatro producciones escénicas está dirigida por mujeres


Nerea Ariza. València


«Hay muchas más mujeres que bailan en la industria de la danza que hombres. Sin embargo los papeles más importantes los tienen los hombres» afirmó la coreógrafa Karu Rivera. La bailarina profesional, coreógrafa y profesora de baile urbano lleva más de la mitad de su vida dedicándose a la danza y continua viviendo las mismas situaciones de desigualdad que al comienzo de su carrera.


Transcurridos dieciséis años desde la entrada en vigor de la Ley de Igualdad en España, las mujeres siguen experimentando desigualdades, incluso en ámbitos en los que son mayoría. Lejos de corregirse la brecha de género en el ámbito de la danza, la tendencia se mantiene en el tiempo. Solo el 22 % de obras escénicas fueron escritas o dirigidas por mujeres, según datos datos proporcionados por el informe de la Fundación SGAE y la asociación Clásicas y Modernas.


Esta ley establece que se debe respetar el mínimo de 40 % de representación de autoría femenina. A pesar de ello, el único caso en el que se ha respetado es en el de coreógrafas de espectáculos escénicos para la temporada 2021 - 2022 del Teatro Nacional, ya que ocupan el 53 %. Sin embargo, existe una falta de paridad. La directora artística del Teatro Nacional de Cataluña, Carmen Portacelli criticó: «En proporción al alto número de mujeres coreógrafas, no parece un porcentaje justo».


EXALTACIÓN DE LA FIGURA MASCULINA

La danza en España siempre se ha concebido como una práctica de mujeres, y aunque nunca ha sido una disciplina vetada para el hombre, si se enfrentan a cuestiones en relación con su masculinidad y su identidad de género. Esto hace que los bailarines gocen de mayor reconocimiento, tanto por los directivos artísticos como por el público. Esto deriva en mayores oportunidades laborales frente a las mujeres, ya que a su labor se le concede un extra de valor.


A pesar de considerarse un ámbito compuesto y liderado por mujeres, los trabajos más relevantes dentro de la danza, como el de coreógrafo o director, lo siguen acaparando los hombres. La bailarina y coreógrafa Karu Rivera afirmó: «Las mujeres son minoría como docentes en los eventos o workshops, no por falta de mujeres, si no por la costumbre de la sociedad de ensalzar el trabajo del hombre».


La exaltación de la figura del hombre aumenta incluso más en los ámbitos considerados más ‘femeninos’, todo lo contrario que pasa con las mujeres que realizan estilos más ‘masculinos’. «Las mujeres han sido obligadas a llevar tacones desde hace décadas, sin embargo son los hombres los que se llevan el mérito por bailar heels» afirmó la estudiante de danza Elena Canales.


Laboralmente se enfrentan a una silenciada brecha salarial, en la que muchas veces se les pide reducir su salario frente a hombres, Karu Rivera mencionó: «He vivido ir a dar clase a un evento y que el organizador me pidiera que bajara mi cache salarial, y luego enterarme que a mis compañeros se les había respetado». Además, la estudiante de danza Elena Canales mencionó que ha conocido nuevos bailarines que empezaron cobrando lo que a ella le costó años conseguir.

Académicamente, también son más las mujeres que deciden estudiar danza de forma profesional. Según un estudio de igualdad realizado por La Moncloa, en el curso académico 2019 - 2020 el porcentaje de mujeres matriculadas en enseñanzas de danza profesional era del 92,5 %, frente al 7,5 % de hombres. «Siento que al haber menos hombres tienen que hacer menos para sorprender. Nosotras al bailar al lado de tantas mujeres tenemos que tener un nivelazo para destacar», afirmó la estudiante de danza, Aina Vicedo.


EFECTO PIGMALIÓN

El efecto pigmalión es un fenómeno que hace referencia a la influencia que ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra. En este caso, esa creencia es la influencia del patriarcado en el pensamiento de las bailarinas, haciéndoles ver que no pueden llegar al mismo puesto de liderazgo que un hombre. «Tenemos un pensamiento arraigado, por el que aceptemos más ser dirigidas por un hombre, que por una mujer», afirmó Karu Rivera. La sociedad patriarcal está acostumbrada a acatar las ordenes de un hombre, por lo que las coreógrafas muchas veces son tildadas de histéricas o de tener un estilo ‘masculino’.


Este efecto afecta también en la seguridad y confianza que depositan en sí mismas. «Mis alumnas bailando siempre guardan más la compostura, los chicos se lanzan más sin miedo», afirmó la coreógrafa Karu Rivera. Esto acaba afectando en su futuro laboral, haciendo que los hombres sean más vistosos y libres a la hora de realizar un casting que las mujeres. «Creemos, en algunos casos, que por ser mujeres tenemos menos posibilidades y esas expectativas condicionan nuestro propio comportamiento», afirmó la estudiante de danza, Aina Vicedo.


Marcelodelcampo.blogspot.com


MATERNIDAD

La maternidad es un período de la vida que las profesionales de la danza no suelen contemplar por las consecuencias negativas que se trasladan a su futuro laboral. La exigencia física que supone utilizar el cuerpo como herramienta de trabajo hace que el tiempo de gestación de la bailarina se convierta en el fin de su carrera profesional por un largo periodo. A estos nueve meses, se le suman los meses posteriores de dar a luz para alcanzar el mismo nivel técnico de antes del embarazo. Estimando finalmente más de un año de parón profesional, entre embarazo y conseguir el cuerpo y técnica de antes. En una carrera profesional como el baile, las madre no pueden permitirse estar tanto tiempo paradas, ya que muchas veces supone una gran pérdida de oportunidades laborales.


CONCIENCIACIÓN

El cambio hacia la igualdad comienza con la concienciación de que existe una problemática. Los organizadores de eventos, directores de arte, coreógrafos y personal de casting deben comenzar a ser conscientes de que están actuando de forma desigual, y en muchas ocasiones, en contra de la Ley Orgánica 3/2007 de Igualdad. La estudiante de danza, Claudia López mencionó: «Si en un casting hay el mismo número de plazas para chicos y para chicas, deberían asistir el mismo número de chicos que de chicas»


«Si no somos nosotras las que empujemos, obviamente no lo van a hacer los hombres», afirmó la estudiante de danza Elena Canales. Y es que, el papel principal en esta lucha contra la desigualdad de género lo tienen las propias bailarinas. «No deberíamos ir a eventos en los que el número de coreógrafos y coreógrafas no sea el mismo», afirmó Claudia López.


A pesar de las iniciativas por parte de los gobiernos y organizaciones para fomentar las buenas prácticas, en cuento a la igualdad de género, la visibilización y protestas de las bailarinas son las herramientas principales para generar el cambio en este ámbito artístico. «Tenemos que cambiar las cosas nosotras desde la raíz», afirmó Karu Rivera.



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